Al principio, solo habías oído hablar de él. Sabías que existía, que la gente lo hacía, pero no entendías porque. Estabas mal pero creías que nada podría hacerte llegar a ese extremo. Pero, en realidad, estabas más cerca de lo que creías. Mucho mas. Porque una parte de ti, lo habría hecho sin dudar, pero la razón estaba ahí, e hizo caso omiso a los impulsos. Hasta que explotaste, hasta que el vacío que se había adueñado de la que un día fuiste tú creció hasta hacerte sollozar y temblar. Hasta que cogiste esa cuchilla e hiciste ese primer corte. En ese momento, todo acabo. El vacío despareció por un segundo, y aunque solo fue por uno, te gustó. Entonces llegó el segundo, y el tercero, y miles mas. Después de eso se volvió una rutina, y lo que un día te pareció horrible, se había convertido en algo que te sostenía en la Tierra, y que al mismo tiempo, cuando lograras agrupar toda la valentía, serviría para sacarte de ella...
PIÑA
PIÑA
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